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El día en que la UCR perdió el poder ante Capitanich tras 12 años de gestión

Domingo 16 de septiembre de 2007, día de elección general en Chaco. Jorge Capitanich, por entonces senador, ganó la gobernación provincial frente a Ángel Rozas por una diferencia de aproximadamente 1.200 votos. Roy Nikisch, mandatario del momento, lo llamó para felicitarlo. Culminaron 12 años de gobierno radical.

Las dos gestiones de Rozas desde 1995 a 2003, más el áspero gobierno de Nikisch (2003-2007), habían generado suficiente confianza en las consultoras como para pronosticar una nueva victoria oficialista a manos de Rozas frente al senador Capitanich, por una diferencia que comenzó en treinta puntos y que con la aproximación de las fechas comenzó a descender.

La política chaqueña siempre demostró ser cambiante y vertiginosa. Y esta vez no fue la excepción. Capitanich, quien siempre se calificó a si mismo como un «hombre de cifras», hace 16 años parecía más orientado a las estrategias sectoriales y comunicativas; no tanto a la verborragia estadística.

Según él mismo confesó a Página12, su estrategia del momento había consistido en llevar a cabo una «ley de lemas encubierta» que aprendió del «caudillo» Rozas en las elecciones previas. Además, en una situación poco similar para el contexto electoral de 2023, había sumado en sus filas a todo el arco opositor al rozismo: incluyó peronistas, socialistas, liberales y radicales descontentos.

El Frente Chaco Merece Más de Capitanich llevó un total de siete listas dentro de la alianza; los radicales, identificados bajo la alianza «Frente de Todos» -el nombre parece reciclarse más que el mismo plástico- fueron a las urnas con seis.

El escrutinio provisorio arrojaba un resultado muy reñido. Capitanich fue el primero en adjudicarse el triunfo con la mitad de las mesas escrutadas, pero de igual manera optó por ser precavido y pidió paciencia. La UCR solicitó esperar el recuento de votos en el interior y en la capital chaqueña. Creyeron que, con el pasar de las horas, la tendencia los favorecería.

A final de cuentas, «Coqui» supo que obtendría su primer Gobierno cuando el escrutinio le dio vencedor con una diferencia del 0,39%. El radicalismo, escéptico y con bronca dentro de una interna reflejada por el distanciamiento de Nikisch y Rozas, no reconoció la derrota y eligió mantener el orgullo hasta el escrutinio definitivo.

La diferencia final entre ambos fue del 0,23%; tan solo 1.176 votos. Dentro de un escenario de poder, perder una provincia por esta diferencia ha de considerarse una de las peores frustraciones posibles. El único consuelo para la UCR fue haber sumado 9 bancas en la Legislatura, a diferencia del flamante «coquismo» que se llevó 7.

El nivel de frustración fue todavía peor para el radicalismo porque habían conseguido retener la mayoría en Diputados, pero al quedarse fuera del Ejecutivo la sensación lograda fue como si se comieran una frutilla sin crema chantillí. O batata sin queso. «Tristeza não tem fim», dirían los hermanos brasileños. En fin.

La polarización entre el radicalismo y peronismo fue tal que también hay que reconocerle mérito al partido fundado por Elisa Carrió, Afirmación para una República Igualitaria, que en Chaco fue a los comicios con Alicia Terada e intentó consolidarse como fuerza política. Las encuestas incluso envalentonaron al ARI durante un cierto lapso de tiempo, pero más tarde Capitanich afirmó haberles absorbido los votos como parte de uno de sus planes. Sólo se quedaron con una banca restante en Diputados. Bueno, también es cierto que Capitanich les había ofrecido la vicegobernación y éstos no aceptaron. Carrió pudo haber sido gestión entre bambalinas, pero la ambición siempre puede más.

La Unión Cívica Radical sembró entonces, insisto, por una diferencia de 1.176 votos, su alejamiento del poder durante los próximos 16 años -lo sabemos ahora-. Lo irónico es que Capitanich incluso confesó haber utilizado la estrategia de Rozas para ganarle la elección. Casi como si fuera, desde allí y en adelante, el uso de la estrategia del general chino Sun-Tzu, cuando dijo: «Conoce a tu enemigo y conócete a ti mismo, y saldrás triunfador en mil batallas».

En concreto, Capitanich afirmó: «Rozas nos critica, pero él ganó con la ley de lemas encubierta en todas las elecciones. ¿Quién es el mentor? Ángel Rozas, y es un ídolo total. Empezó en 1995, después en 1997. A mí me ganó en el 2003 con una inteligentísima estrategia, y yo dije: ahora no me la hace de nuevo».

Los resultados de este último domingo en Chaco, además de significar el regreso de la UCR a Casa de Gobierno tras 16 años de gestión peronista, consagran la nueva generación política que quizás demostró -entre otras cosas- los discursos que actualmente valen en el votante chaqueño y que no necesariamente deben responder a cuestiones lógicas, estadísticas y complejas para el grueso. «El pueblo no se equivoca», repiten algunos.

Zdero, cuando perdió como candidato a intendente de Resistencia en 2015 frente a Capitanich por una diferencia de 3 puntos, en su cabeza… ¿habrá dicho ‘me ganó con una inteligentísima estrategia, ahora no me la hace de nuevo’? Las mil batallas que anticipó Sun-Tzu ahora tendrán a la resistencia peronista como el principal enemigo del gobernador electo.

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Por Ayrton Teruel

Periodista

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